domingo, 2 de agosto de 2009

La Brisa, el Bosque y una Pequeña Hoja Soñadora

Simplemente sigo aquí, los instintos nocturnos no me dejan tranquilo y me muestran tu ser; pasan las horas, los minutos el tiempo y sigues ahí, estás en la corteza de mi alma, sintiendo irónicamente un luto innecesario.

Siento la brisa, y no la entiendo, simplemente me recuerda que está presente, pero no logro verla, siento su frío y desaparece sin aviso ¿Porque me haces esto?

¡No ves que esta hoja necesita tu vaivén! ¿Qué quieres que haga con los recuerdos de aquellos días ventosos donde solíamos divertirnos tanto? Tú corrías y te deslizabas por las ramas del bosque, hasta llegar a mi: tu hoja favorita.

Recuerdo cuando el tiempo me obligo a partir; como hoja seca, fui libre y podíamos correr juntos, soplabas con más fuerza y literalmente tocábamos el cielo; solo que esta vez, no había límite.

Hoy, estoy en el suelo del bosque, inmóvil, quieta ¿Dónde estas? ¿No se que pasó? Simplemente no estas aquí.

Me duermo y te siento; una leve brisa ‘ahora’ toca mi seca figura ¡Si, lo logró! Me hizo moverme lo suficiente para ver el cielo y preguntarme ¿Cuándo nos encontraremos de nuevo? ¿Cuándo volverán los días, de risas y aventuras? ¿Cuando andaremos por las nubes de nuevo?

Sigo aquí, sigo esperando...

Hoy, un pequeño pedazo de mi se rompió y consiguió elevarse hacia ti, un rastro de tu soplo lo elevó; espero lo veas, espero lo sientas y espero que el día de mañana, traigas un torbellino y que todo haya sido un simple sueño; espero despertarme en las ramas junto a tu vaivén y simplemente decir ¡Solo era un sueño! ¡Solo era un sueño! para continuar nuestras aventuras, en el infinito de nuestro cielo.

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