lunes, 27 de noviembre de 2006

Que buenos tiempos...


El otro día hablaba con un amigo sobre como han cambiado los tiempos imborrables de la infancia y la adolescencia con respecto a la actualidad. Comentábamos ¿Cómo logramos sobrevivir si tomábamos agua de la manguera del patio de la casa o de la escuela? No había Alpina ni ninguna de esas que esta de moda. Recuerdo que todavía comíamos jocotes, caimitos y naranjas directamente de los árboles -sin lavarlos por supuesto-, comprábamos los bolis de a colón y los gigantescos de a cinco pesos, tomábamos leche del lechero y nadie se enfermaba por eso.

Comíamos los benditos 'gatos' de la panadería de la esquina. Éramos felices con las zarzas y los frescos de sirope. Devorábamos melcochas Estrella (que papá siempre nos traía del mercado central) y nunca teníamos sobrepeso, pues crecimos con los tradicionales 'Escondido', 'Ladrones y Policías, 'Quedó y así quemábamos las calorías jugando sanamente en las calles por doquier. A veces cuando no teníamos plata, nos comprábamos entre todos los amigos una "coca pitufa", sin importar si teníamos que probar babas ajenas.


De veras que fue un verdadero milagro sobrevivir. Nos montábamos en los carros sin cinturones de seguridad, ni bolsas de aire. Honestamente siempre andábamos a pie por todo lado y cada muerte de obispo tomábamos el bus para ir a San José. Montarse en el cajón de un camión o pick up de un familiar era un paseo especial que todavía recordamos. Cuando montábamos en bicicleta no solíamos usar cascos ni nada de eso; de hecho jugábamos 'bola' muchas veces descalzos y ni siquiera soñar con tenis Nike eran Bilsa. Y bueno, obviamente que la bola era siempre del amigo de un amigo. Hacíamos dos equipos. "¿Pa’ onde le voy?, gritábamos todos". Y cuando no éramos elegidos ninguno se traumatizaba por no ser titular.


Eso eran nuestros tiempos, claro que disfrutábamos, pero también teníamos que estudiar mucho. Recuerdo que en el la escuela salíamos al mediodía. Nada de “loncheras” ni busetas privadas que nos llevaran a nuestras casas. Nos devolvíamos a pieo en bici para la casa a almorzar. Teníamos que verdaderamente hacer las tareas leyendo de libros y no copiándolas de Internet y nada de mamá para nos ayudarnos -ellas siempre ocupadas-. Bueno, algunos compañeros no eran tan brillantes como otros. Pero cuando perdías el año, presentabas en marzo o repetías. ¡Y ya! Siempre había una segunda oportunidad. No por eso te llevaban al sicólogo ni tus papas te escudaban con los demás diciendo que tenias un presunto déficit atencional. Ahora reconozco que ellos fueron personas austeras y severas durante nuestra niñez, pero justas. Cuando nos sonaban, era por culpa nuestra; y fue porque habíamos cometido alguna fechoría. Y a nadie demandábamos por violencia familiar o agresión infantil.


En aquel tiempo no teníamos playstations, Wii, Ipods (y sus familiares), televisión por cable y menos satelital, los cuales al final todos nos someten al sedentarismo, causante de las llamadas enfermedades modernas como la hipertensión y problemas cardiovasculares. Tampoco había celulares para estar siempre "in touch" como decimos ahora y mucho menos ver a un amigo en drogas. Nuestras navidades eran modestas habían pocos juguetes. Pero teníamos tal imaginacion para transformar cualquier cosa en un carro, avión, barco, muñeca o coche era cuestión de minutos. Talvez no teníamos, las “comodidades del mundo moderno” que nos dan un presunto bienestar a todos, pero lo que sí teníamos, hermanos, primos, tíos, abuelos y, ante todo, amigos.

¡Pucha, que buenos tiempos!

2 comentarios:

Soy solo yo dijo...

Esos eran los tiempos que crecimos pápa. Los que compartimos y nos formaron. Hoy somos los nuevos eslabones de un mundo nuevo, de un nuevo continente que vela por nosotros... buenísimo chinillo, aqui seguiré tus huellas.. bienvenido al mundo de la palabra libre... bzzzzzzzzz

y dijo...

Hola chinito!
Nice blog!

Hope you can keep your head straight in that city of lights and drama.... :)